La canalización de la ira, provocada por el ritmo y estilo de vida contemporáneo, por medio de una alternativa de descarga física-emocional.
La idea es mostrar una forma de evasión diferente a todos estos pesares y conflictos diarios con el entorno y con nosotros mismos, que nos agobian y nos hacen estresarnos y vivir con la mente llena de problemas, llena de ruido, que no nos deja disfrutar de nada plenamente y nos adhiere una carga negativa en todas las actividades que llevamos a cabo en nuestras vidas. Esta opción de “romper todo” como una forma de descargar la tensión y la ira acumulada que no puede ser volcada directamente en quienes nos la generan, porque nuestro marco ético no nos lo permite, y porque de ser así, no podríamos convivir en sociedad. Entonces surge la posibilidad de contar con un lugar destinado propiamente a que quien quiera canalizar su ira físicamente rompiendo cosas, pueda hacerlo. Permitiendo así una liberación de tensiones y de la mente, sobre los problemas que nos aquejan, y si bien no representa la solución de los mismos, como sí lo haría la psicología, por ejemplo, podría significar un alivio muy grande y darnos la tranquilidad suficiente como para retomar nuestra rutina con ganas renovadas y sin tensiones, sin que nuestro malestar termine siendo perjudicial para los que nos rodean, ni para nosotros mismos.
No dejamos de lado que esta alternativa surge como consecuencia del modo de vida sobrecargado y saturado que tenemos, entonces se plantea así como un proceso o una actividad que surge por y para continuar el mismo estilo de vida contemporáneo, ya que problemas siempre vamos a tener y cambiar la sociedad pareciera ser una cuestión mucho más compleja que plantear lugares como este.
En éste corto mostraremos a partir de una situación particular un problema general que nos involucra como sociedad y nos hace pensar hasta qué punto el hombre puede naturalizar situaciones donde no sólo acepta lo que le perjudica, sino que lo promueve.
Idea Temática:
Todos los días nos surgen diferentes situaciones donde los seres humanos nos encontramos reprimiendo emociones intensas y sacrificando así nuestra salud mental con el propósito de ser más eficaces. Vivimos en un mundo competitivo en el que hay que ser más funcional y rendir más que los demás y nos hallamos dejando de lado nuestras emociones más propias para poder cumplir con las exigencias de una sociedad que pone a la productividad por encima de lo humano. Por este motivo, nos encontramos buscando una vía de escape para aquellos impulsos y sentimientos que la rutina cotidiana nos hace ignorar y dejar para después, brindándonos más que una solución, un alivio momentáneo.La idea es mostrar una forma de evasión diferente a todos estos pesares y conflictos diarios con el entorno y con nosotros mismos, que nos agobian y nos hacen estresarnos y vivir con la mente llena de problemas, llena de ruido, que no nos deja disfrutar de nada plenamente y nos adhiere una carga negativa en todas las actividades que llevamos a cabo en nuestras vidas. Esta opción de “romper todo” como una forma de descargar la tensión y la ira acumulada que no puede ser volcada directamente en quienes nos la generan, porque nuestro marco ético no nos lo permite, y porque de ser así, no podríamos convivir en sociedad. Entonces surge la posibilidad de contar con un lugar destinado propiamente a que quien quiera canalizar su ira físicamente rompiendo cosas, pueda hacerlo. Permitiendo así una liberación de tensiones y de la mente, sobre los problemas que nos aquejan, y si bien no representa la solución de los mismos, como sí lo haría la psicología, por ejemplo, podría significar un alivio muy grande y darnos la tranquilidad suficiente como para retomar nuestra rutina con ganas renovadas y sin tensiones, sin que nuestro malestar termine siendo perjudicial para los que nos rodean, ni para nosotros mismos.
No dejamos de lado que esta alternativa surge como consecuencia del modo de vida sobrecargado y saturado que tenemos, entonces se plantea así como un proceso o una actividad que surge por y para continuar el mismo estilo de vida contemporáneo, ya que problemas siempre vamos a tener y cambiar la sociedad pareciera ser una cuestión mucho más compleja que plantear lugares como este.
En éste corto mostraremos a partir de una situación particular un problema general que nos involucra como sociedad y nos hace pensar hasta qué punto el hombre puede naturalizar situaciones donde no sólo acepta lo que le perjudica, sino que lo promueve.
Idea Narrativa:
The Break Club es un negocio pensado para aquellas personas que necesitan descargar su ira y a modo de “terapia alternativa” poder romper diversos objetos dentro de una habitación. El documental mostrará la llegada de un oficinista, luego de un día duro de trabajo que descarga sus emociones golpeando y destrozando los objetos laborales de su vida cotidiana. Además de esto, intercalaremos éstas imágenes con planos del caos de la ciudad para resaltar la subjetividad del personaje.En un principio mostraremos al oficinista cargado de sentimientos reprimidos en su ambiente laboral e intercalaremos las imágenes tomadas en el lugar donde se rompen cosas a modo de descarga de la ira, el stress y los conflictos cotidianos, con planos del caos de la ciudad como avenidas, medios de transporte y lugares laborales. Nos centraremos principalmente en escenas de la vida cotidiana en la urbe y de enfrentamientos o situaciones que usualmente llevan a la irritación por parte de la población de la ciudad, así como por parte de los miles de trabajadores que a diario se movilizan desde todos lados hacia la ciudad y alrededores, a sus lugares de trabajo.
Antes de entrar a la sala de romper esta persona ingresará a la sala de preparación, donde se colocará el traje de protección, los guantes y el casco, rodeado de objetos extraños que lo hagan sentirse incómodo e irritado. Si bien se toma con tranquilidad esta previa a la destrucción, no permanece mucho en esta sala ya que esta ideada para que la gente se prepare y salga rápido, expulsado por lo desagradable del lugar y por las ganas de romper. Y en el caso de ser alguien que no tiene muy decidido hacerlo, impulsarlo a que no se quede largo tiempo allí, reflexionando o dudando.
Al finalizar la actividad de romper, mostraremos al personaje descansando en una sala preparada para eso e intercalaremos estas imágenes con paisajes o lugares tranquilos que resalten un contraste con las imágenes anteriores. Dando así la pauta de la finalización de un proceso de descarga y de liberación de tensiones, que si bien no soluciona los problemas de esta persona, quien al otro día se enfrentará a ellos nuevamente, se evidencia en su cansancio y agotamiento físico, como le ha servido romper todo.
Propuesta Estética:
Utilizaremos planos desprolijos y dinámicos, enfatizando los movimientos de los golpes y la inestabilidad del actor social. Los usos de fuera de foco y ajuste de foco en plano también aportarán a este dinamismo. Nos enfocaremos en filmar reiteradas veces el rostro del personaje para poder mostrar su subjetividad. También para enfatizar las emociones de cada momento, del principio de duda, de ira después, y de relajación por último. Utilizaremos planos muy cerrados de detalles en los objetos rotos, para evidenciar el destrozo causado por el impacto de la ira.
Utilizaremos de referencia películas como “Falling Down” que trata sobre un tema similar.
La fotografía que utilizaremos se relaciona con la película “La ciénaga” con pocos contrastes, y levemente verdoso (en nuestro corto resaltará el color azul y el rojo).
En relación al ritmo podemos relacionar nuestro cortometraje también con la película de Lucrecia Martel que a pesar de tener un ritmo pausado y tranquilo nos da sensación de opresión y asfixia.
También usaremos de referencia la película “Jackas 3d” en particular los créditos iniciales donde los personajes destrozan cosas en cámara lenta.
Con respecto a la banda sonora utilizaremos una música de tensión que vaya en aumento acompañada de percusión para acompañar el climax del corto.
